Como rendir un examen oral

Los exámenes cara a cara suelen provocar nervios y tensiones. Acá te orientamos para que empieces a perderles el miedo y te luzcas frente al profesor.

Está científicamente comprobado: los exámenes orales dejan huellas en el cuerpo. Diversos estudios lo demostraron. Entre ellos, uno de la Universidad Nacional del Litoral, que incluyó chequeos médicos a alumnos antes y después de rendir un final “cara a cara”. ¿El resultado? A medida que se acercaba la fecha aumentaban los trastornos de sueño, problemas digestivos, picos de estrés y hasta aparecían alteraciones en la presión arterial.

Los orales son la pesadilla de casi todos los estudiantes. Generan nervios,  tensiones, angustias. Y siempre hay alguien que se luce en los escritos pero entra en pánico cuando tiene que hablar frente al profesor: el clásico “síndrome” de la mente en blanco.

Pero tranquilo; superar este obstáculo es más sencillo de lo que a veces parece. ¿Qué podés hacer para ahuyentar los miedos? ¿Cómo sacarle todo el jugo a un examen oral? Además de estudiar, leé estos consejos y rendí tranquilo:

  1. Practicá antes de rendir. Averiguá bien qué contenidos entran en el examen. Armate un esquema con los conceptos principales y ensayá las posibles respuestas con tus compañeros o frente al espejo. Más que nunca, evitá estudiar de memoria: antes que recordar detalles aislados, lo fundamental es que puedas exponer argumentos y contextualizar tus afirmaciones.
  2. No entres en la tensión de la espera. Hacé un último repaso antes de salir de casa y cerrá tus apuntes hasta el momento de rendir; lo que no aprendiste en una o dos semanas, difícilmente lo incorpores en los minutos previos a ser llamado. Al contrario; la histeria, las dudas y los comentarios de espera en los pasillos (una típica: “si te toca con tal profesor, fuiste: parece que está bochando a varios”) pueden potenciar tus nervios.
  3. Cuidá las formas. Una mala presencia puede jugarte en contra. Vestite prolijo. Apagá el celular antes de entrar. Mantené una buena postura y mirá al profesor cuando respondas. Hablá claro, pausado y con el lenguaje apropiado: no te olvides de que no es una charla entre amigos.
  4. Ejemplificá, relacioná, jerarquizá. En lo posible, incluí ejemplos en tu exposición y establecé relaciones entre los temas. Jerarquizá las ideas: diferenciá las centrales de las secundarias, y desarrollalas ordenadamente. No te vayas por las ramas, pero tampoco dejes de demostrar lo que sabés.
  5. Relajate. Mantené la calma. Es sólo un examen, no una cuestión de vida o muerte. Y el profesor, por más fama de exigente que tenga, va a entenderte si tartamudeás en una respuesta o si te equivocás en un dato menor. Permitite unos segundos de silencio para pensar, si los necesitás. Confiá en tu capacidad.
 

Claves para rendir un oral

 

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